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@MadresRealesRD “Educar sin violencia, sí se puede lograr”

A raíz del testimonio propio de Lyn Glass, se abrió una conversación sobre un tema tabú que estaba silenciado por “dolor o temor”. La directora de la empresa educativa, es coach de crianza consciente, speaker con certificación en neuro oratoria, también con certificaciones en Desarrollo de la Infancia y Apego, Neuropsicología, Disciplina Positiva, Parentalidad Efectiva y actualmente cursando la carrera de Psicología Clínica y la maestría en Gestión y Educación Emocional.


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La palabra “madre” tiene un peso grandísimo, el cual conlleva: algunos sacrificios y mucha entrega, trasnoches, privarse de algunas cosas y hasta olvidarse un poco al inicio de la mujer que fuimos. Pero, una madre real nace, se hace y se forma el día que nace su primer hijo y así nació el proyecto de @MadresRealesRD


El proyecto en redes de la creadora Lyn Glass, nace a raíz de su testimonio propio sobre la pérdida de un hijo, abriendo así un tema tabú en la sociedad. Al contar su historia desde ese desahogo de sanación, se abren así otras conversaciones aún realizadas a puertas cerradas sobre el duelo gestacional, la depresión postparto, la realidad de la lactancia materna, entre muchos otros: “Un día me tocó hacer la maestría de ceremonia al speaker mexicano Daniel Habif y la foto que tenía con él, era justo tocándome la barriga y yo no la había subido. Al comenzar a recibir críticas por la “elección de mi vestuario”, decidí contar cómo esa “barriguita” era precisamente un embarazo que no llegó a término y la reacción que me lleve fue tanto positiva como impresionante”.

¿Crees que fuiste pionera al hablar del dolor luego de perder a un hijo?

R. No sé si fui pionera, pero si abrí una conversación en ese momento. Muchas amistades y hasta familiares comenzaron a contarme sus propias historia de sus pérdidas y de los comentarios a veces muy dolorosos que recibían: “Tendrás otro”, “Eso era que no venía bien”… Y ahí nos dimos cuenta que si no hablábamos al respecto, ese dolor no sería visible nunca. Y sí, duele. Mi socia y gran amiga, Zeny Leyva, había tenido un parto muy atípido al dar a luz en el carro, pero nadie sabía que también estaba pasando por una situación similar de depresión post parto y ahí salió esa chispa, ¡Vamos a hablar sobre esto!; no quise hacerlo desde mi red social personal, por eso creé @MadresReales, denominada como “Las realidades de la maternidad”, lo que nadie habla. Lo bonito y lo no tan bonito de esta etapa de la vida; y así nace.


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¿Existen muchos coach que dicen que tu interior cambia desde el dolor?

R. De hecho, una de las cosas que se hizo boom en la cuenta, eran los martes de desahogo, yo colocaba en las cajitas de las historias “desahógate conmigo” y si un día no la colocaba, me empezaban a escribir en privado. Era un día de sanación, además que las respuestas eran anónimas y eso hacía que fuese mejor el desahogo. Era un momento en el que muchas madres sin conocerse se indentificaban las unas a las otras y se sentían menos solas en sus procesos.

Lo que también me pasaba a mí. Que tuve un inicio de maternidad un poco turbulento, porque, aunque había leído libros e ido a charlas, nunca es lo mismo. Te dicen que el bebé va a dormir 12 horas, pero nunca te dicen que no son corridas. También veía en redes sociales a muchas madres que iban al salón, a restaurantes con sus bebés y yo con un moñito, sin cepillarme y en pijama. Hasta que un día en un martes de desahogo, todo el mundo empezó a decir que le pasaba lo mismo y ahí dije “¡Yo sabía que no estaba mal!”.


Hay una faceta que llama mucho la atención en Madres Reales, corresponde a educar sin violencia. ¿Cómo ha sido ese proceso, en cuánto a la comunicación y la retroalimentación de la comunidad?


R. ¡Excelente pregunta! En los años que llevó en Madres Reales nunca nadie me la había preguntado; cuando comencé a certificarme y aplicarlo en mi hogar, ir a charlas, escuchando todas esas crianzas idílicas y luego llevarlo a realidad entonces ahí ocurren esos choques, pero justo ahí me di cuenta que sí se podía, no solamente educar a nuestros hijos desde el respeto, sino que también educarnos a nosotros y sanar muchas cosas reprimidas, para no volverlas a pasar a la próxima generación.

Recuerdo que el día que dije por primera vez: “no le den pelas a sus hijos”, en menos de cinco minutos, se me fueron aproximadamente 5000 mil seguidores. Me decían “mejor quédate con los memes, tú no eres psicóloga”. Nunca pensé que me iba a encontrar con tanta resistencia, pero eso para mí no fue obstáculo porque yo estaba convencida de este mensaje. Así que dije: “bueno mira si al final este proyecto evolucionará del humor a también educar un poquito en ese sentido, pues bien, acepto a las personas que deseen retirarse, porque al final de cuenta es cambiando un disco duro de toda una cultura que se viene arrastrando de generación tras generación. No estamos aquí para ser payasa.


¿A qué edad se puede decir que un niño puede comportarse maduramente?

R. La edad que va desde un año hasta tres, ellos están en rojo literalmente. Todo el tiempo están como una “licuadora sin tapa”, porque la parte capaz de controlar sus impulsos aún es muy inmadura. Siempre le digo a los padres que por ejemplo a esa edad quisieran enseñarle el alfabeto o que digan correctamente su nombre, no lo vas a lograr, ni la autorregulación emocional, ni los límites y menos el entendimiento para un niño en pleno crecimiento. Pero eso no quiere decir que dejemos de intentarlo.

Es por ello que es entendible, cuando un niño de dos años hace una rabieta en un centro comercial o restaurante, está haciendo una conducta perfectamente normal y hay que tenerle más empatía a la madre qué pasa por esa situación, dónde la están mirando, juzgando y hasta tildando de “mala madre” o al niño de “malcriado”. Entonces ante esta conduct, muchos recurren a dar una pela al niño, porque queremos que se detenga el comportamiento que a nosotros nos está detonando. Pero, si entendemos que es normal, hay que revisar qué detonó esa rabia en ti y a la vez entender que es una etapa de su desarrollo. Queremos lograr rápidamente que al decirle dos veces que se quedé tranquilo, se debe quedar inmóvil. Estamos pidiéndole a niños pequeños conductas adecuadas, cuando nosotros somos incapaces a veces de tenerla. Por eso, en Madres Reales ofrecemos consejos, herramientas, talleres, charlas, asesorías… para poder abordar esos momentos desde una respuesta intencional y no una reacción violenta.

¿Entonces sí es posible educar sin violencia?

R: ¡Claro! Lo que pasa es que primero necesitamos querer intencionalmente cambiar el patrón, no solamente desearlo. Eso es como no trabajar y esperar que te llegue la quincena. Hay que leer de desarrollo infantil, hay que obtener herramientas distintas a las que usamos, para poder anticipar las rabietas en vez de reaccionar una vez los niños se alteren. Hay que trabajar constantemente en nuestra paciencia y tolerancia y sobretodo, estar convencidos de que nuestros hijos van a aprender eventualmente y no al instante como desearíamos.

¿Cuáles son los tips que la das a todas esas madres para que sus bebés puedan dormir sus horas completas?

R. Los seres humanos somos de rutina y mientras más rápido la implementemos, pues muchísimo mejor. Pero te voy a decir la realidad, el bebé no va a dormir la noche entera como nosotros pensamos, por ejemplo de 8:00 de la noche a 8:00 de la mañana, sería lo ideal, pero ni nosotros lo hacemos. El sueño de los bebés es algo progresivo. Irán aprendiendo a consciliar las diferentes etapas del sueño y resaltando que necesitan tener mucho contacto porque han venido de estar nueve meses protegidos, calientitos y con buffet abierto las 24 horas, así que es probable que esos primeros meses los mejores sueños los hagan arriba de ti. Esto e llama “exterogestación” que son los nueve meses que pasan después del embarazo encima de la mamá; no es que va a estar literalmente arriba de uno, pero si un te suelto, te abrazo, te sostengo… ya que los primeros días de nacido los bebés tienen el estómago muy reducido y hay que ir alimentándolo muchas veces Encima de eso nacen con el reloj invertido entonces hay que ayudarlos en esa transición. Por eso, en crianza consciente estamos en contra del “dejarlo dormir para que se acostumbre”.


Cuando empiezas a implementar en tu casa tácticas con tus hijos para que haya una mejor convivencia, pero están tus suegros, tíos que no van de la mano con eso que tú quieres. ¿Qué se debe hacer?


R. Mira, es completamente normal, de hecho, el 80% de los mensajes van en esa línea o me dicen “yo lo que quiero hacer es esto, pero mi esposo no entra en esa”. Eso pasa mucho. Siempre le digo a esas madres que se enfoquen en el niño, no que sean pasivo-agresivas porque al final del día criar con respecto no se trata solo de nuestros hijos, sino de respetar también a los demás. Es un estilo de vida, no un estilo de crianza. Yo no puedo andar por el mundo pregonando, multiplicando y hablando de crianza con respeto, si al final vengo aquí y los irrespeto a todos ustedes, entonces no hay coherencia. Es como decirle a mi hija que no le daré una pela, pero luego ir al supermercado y gritarle a la cajera. Si vamos a tratar con respeto es con respeto a todo el mundo, incluso a las personas que no están de acuerdo con nosotros, de hecho, a aquellas persona es que veo con más intención positiva.


¿Qué se puede hacer en estos casos?


R: Enfocarse en el niño y olvidarse de hacer feliz a los demás. No es lo que mi mamá piense de mi crianza, lo que mi tío diga, lo que mi suegro piense, ya ellos criaron y suena difícil pero al final la mamá y papá de esos niños somos nosotros y si como pareja tomamos la decisión de criar con respeto, pues con respeto lo comunicamos a los demás familiares. Entonces enfócate en tú niño, si alguien por ejemplo viene donde mi hija y quiere darle un beso o quiere abrazarla, yo voy donde ella y le digo con la persona al frente “No mi corazón, tú no tienes que darle un beso si no quieres, porque tu cuerpo es tuyo y tú tienes derecho a poner límites”. Eso le enseña, no solamente que yo la protejo y la cuido, sino a empoderarla a trazar límites. Nos criaron tan complacientes, que ahora nos cuesta poner límites de manera asertiva sin recurrir a la violencia. Eso es lo que tenemos que cambiar.


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